lunes, 11 de noviembre de 2013

Palabra y tono en las brujas de Salem

“El teatro es la instancia en el que el arte entra en el más intenso contacto con la sociedad…El teatro es en verdad el corazón de la cultura de una sociedad, la medida de su vitalidad”.

Las brujas de Salem desde de su inicio te envuelve en una seductora atmósfera de misterio y terror, con un escenario lúgubre inspirado en el siglo XVI, donde la persecución religiosa era un factor importante en la sociedad. Para interpretar esta obra hay que estudiar muy bien este contexto, porque
se debe representar con tal realismo y naturalidad, que los actores que están juzgando a las “brujas” deben sentir el temor a Dios en carne propia, aprensión a lo desconocido y temor ante aquellos que se sospeche que practiquen la brujería. A su vez, las inculpadas son quienes mantienen la duda como principal característica de toda la ejecución, creando en el espectador la interrogante de: ¿Serán o no serán brujas? Puesto que “El teatro se plantea como acción. No hay una pasividad ni siquiera del público. El feed-back es inmediato”. Se pretende infundir esa duda en los espectadores, y maravillarlos con el terror que la pieza en ejecución manifiesta, utilizando una propuesta visual que, dentro de los parámetros, nos permita recrear un espacio que haga referencia a lo que fue dicha época, puesto que, desde Meiningen, se dio comienzo a la valoración tanto el espacio en que se desarrolla la escena como la pronunciación de cada palabra en el diálogo de los personajes.

La palabra es esencial en el teatro, debido a que este está lleno de muchos diálogos; pero la palabra no está aislada por sí sola y requiere de la importancia de lo que se diga y cómo se haga, allí se presenta el tono, la entonación para colocarle, matiz, colo a lo que se dice; y de allí viene la escogencia del tono melodramático en la totalidad de nuestra adaptación de la obra: Las brujas de Salem, viene dado a que en el melodrama está presente la tragedia, piedad y terror en los actos, se presentan emociones políticas, sociales, religiosas que va mucho con la escena que desarrollaremos; lo que no nos ofrecía el tono de farsa que se da más que todo en comedia, acompañado de ironía, sátira, humorismo y humor negro. Aunque hay ciertos fragmentos de Abigail durante el juicio en los que la ironía sí puede ser aplicada por el cinismo que caracteriza a este personaje.

Por ende el tono que usaremos representa una herramienta importante para el grupo,ya que, más allá de lo original que pueda ser la escenografía, la palabra y el tono melodramático que se le dará a la obra, son los pilares que sostendrán la esencia y la crítica social que Athur Miller deseaba transmitir cuando escribió esta aclamada pieza.

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