viernes, 3 de enero de 2014

Proxemia y kinesia

    Antes de sumergirnos en el teatro, es necesario conocer a lo que se refieren estos términos en general. Y no encontramos otra mejor o con una explicación más sencilla que la que tomamos de Antonio Muñoz Carrión, Doctor en Sociología, quien define a la proxemia como la disciplina que estudia el uso del espacio en las culturas y los procedimientos de delimitación territorial de la naturaleza comunicativa. Y en cambio La Kinesia se ocupa del estudio del lenguaje corporal, en donde se sustituyen los fonemas por los kinemas (unidades de movimiento corporal), las frases por los kinemorfemas, los movimientos de brazos, manos, piernas y pies, las posturas corporales, las expresiones faciales con gestos y miradas, muestran el estado emocional del individuo y descubren, en muchos casos, su forma de ser y de obrar.

    Entrando en el tema que nos concierne y asesorándonos en el estudio documental elaborado por: Raquel Buigues Vallés “¿CÓMO SE DOCUMENTA EL ACTOR?” Quien nos dice que en el teatro la proxemia y la kinesia son aspectos de vital importancia para la eficaz representación de un personaje, ya que la preparación de este va a depender de la época, lugar o ambiente en el que se desenvuelva la pieza. En nuestro caso “Las brujas de Salem” es una obra que se desarrolla en Massachusetts, alrededor de 1692, en una época de profunda represión y miedo a todo lo desconocido o contrario a la iglesia, siendo prácticamente lo mismo. A su vez todas las diferencias obvias en tiempo, espacio y cultura se deben concentrar en la relación social de los actores (maneras de comportarse, de usar el cuerpo con respecto al otro, tocarse la cara o la vestimenta u objetos, mirar o no, echar el cuerpo delante o atrás, que esté abierto o cerrado, etc...) la cual debe hacerse respetando el carácter natural de cada interpretación, tanto de jerarquía como sexo y edad, así las chicas (Abigail Williams, Mercy Lewis y Mary Warren) deben ir vistiendo acorde a la época, sumisas y atemorizadas por el contexto de la escena, respetando a las autoridades tanto legales (Danforth ) como eclesiales (el reverendo Parris).

    Sin embargo si el personaje posee un estatus bajo, se cubre en otro; y si posee un estatus alto, es el que toma decisiones, como es el caso con el vicegobernador Danforth, y esto hace variar las actitudes corporales y nos sitúa en varios niveles. A su vez Corresponde al actor, a la hora de trabajar la gestual de su personaje, y al director, al definir los movimientos, dejar claros los niveles que hemos mencionado, ya que este último tiene mejor visión como espectador. Agregando una técnica con respecto a la dirección, aplicada en clase con el profesor Nicolás Barreto, dice que no es recomendable que los actores se ubiquen paralelos al momento de comunicarse en escena (posición natural en la que estamos acostumbrados a hablar) para utilizar mejor el espacio, el profesor recomienda mantener una distancia considerable entre los actores y con 
posiciones uno más adelante que el otro según el protagonismo del personaje, y usando una postura diagonal para no dar la espalda al público ni al otro sujeto con quien se mantiene una conversación. 

     Es importante conocer la relación entre los personajes y las fuerzas sociales (expresión, relación, época). Muchos gestos son sociales. El actor siempre expondrá gestos propios, pero si no se trabaja la gestualidad del personaje, los gestos espontáneos navegarán sin rumbo. Un gesto interpretado es y dice a la vez. En la vida real normalmente escuchamos a las personas, pero no se les presta mucha atención a los gestos; pero esto trasladado a la actuación llama mucho la atención, ya que los espectadores van a ver y a oír, sentir lo que sienten los personajes o a cuestionarlos, pero prestan suma atención. Por ejemplo, sería muy raro ver un primer plano con un gesto muy definido y marcado de un actor que no fuese a decir nada (el plano); sería totalmente innecesario, y sabemos de sobra que todo lo que aparece en pantalla es para decir algo al espectador, para dar algún tipo de información, sea el espectador consciente o no de ello en esos momentos. Cada detalle, cada gesto interpretado, es para transmitir.

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